viernes, 7 de enero de 2011

Córdoba, encuentro de culturas

Córdoba es uno de los buenos ejemplos de ciudades españolas antiguas. La ciudad fue capital de la Hispania Ulterior del Imperio Romano; después capital de la provincia romana de Bética; ciudad destacada del Reino Visigodo; y durante el periodo musulmán alcanzó su máximo esplendor al convertirse en Capital del Califato, siendo además la principal ciudad cultural de toda Europa en aquella época y con una población de más de medio millón de habitantes. Algo increíble e impresionante para el siglo X. Conquistada por los reinos cristianos hispanos en 1236, la ciudad acabó perdiendo importancia política tras el nuevo reino unificado con los Reyes Católicos, y desempeñó un papel más discreto durante toda la Edad Moderna y Contemporánea en la historia de España.

Córdoba es en la actualidad una ciudad de tamaño medio en el contexto actual español. Tiene casi unos 330.000 habitantes y con ellos se convierte en la tercera ciudad en importancia en Andalucía (tras Sevilla y Málaga), Comunidad Autónoma a la que pertenece. También por ello es la duodécima ciudad por tamaño en la totalidad de España.


Córdoba está situada en la provincia del mismo nombre, en las orillas del río Guadalquivir, al norte del gran macizo montañoso de Sierra Nevada, y más o menos en el centro geográfico de Andalucía, a unos 400 Km. al sur de Madrid. Además, ha servido de “inspiración” para la fundación de numerosas ciudades en el continente Americano, como las Córdoba de México, Colombia o Perú; o las Córdoba de Alaska, Alabama, Carolina del Sur, Illinois, Nuevo México o Tennessee; todas ellas en Estados Unidos.

Córdoba es hoy un increíble destino para pasar un fin de semana, en el que conocer especialmente su centro histórico –uno de los mejor conservados de toda Europa–, gracias a esa relativa poca importancia o presencia de la ciudad en la vida política de la España moderna y contemporánea; y sobre todo al haber evitado graves bombardeos y destrucciones durante las distintas guerras que ha sufrido. Por todo ello, la UNESCO ha declarado el Centro Histórico de Córdoba, Patrimonio de la Humanidad. Os sorprenderéis gratamente de poder conocer calles, callejones, plazas y patios que tienen hasta mil años de antigüedad y destilan ese ambiente; podréis pasear por su “judería” –que es una de las mejores conservadas de España–; podréis visitar una de sus sinagogas, o el Alcázar de los Reyes Cristianos, o el antiguo zoco o mercado musulmán, o la Mezquita milenaria (reconvertida en Catedral sin en realidad dejar de ser el edificio musulmán), o atravesar el puente romano sobre el río Guadalquivir…, entre muchas otras sorpresas agradables que os deparará la ciudad.

El viaje a Córdoba desde Madrid es bastante cómodo, tanto en tren, como en autobús. El tren nos ofrece el servicio de AVE (tren de Alta Velocidad) con alta frecuencia y precios razonables si se hacen compras o reservas anticipadas, ya que Córdoba se encuentra en la línea que comunica Madrid con Sevilla. En cambio, los billetes comprados en tarifa normal, o de última hora, son relativamente caros. El trayecto en AVE durará aproximadamente 1 hora y 45 minutos. En cambio, el tren convencional, que también se puede viajar en él, aunque hay mucha menos frecuencia, realizará el recorrido en algo más de 2 horas y 15 minutos con un billete algo más económico. Por lo tanto, si elegís el tren valorad la posibilidad de reservar con tiempo, o la diferencia existente entre el tiempo de viaje, y el tipo de trenes. La tercera opción es el autobús, que como casi siempre es la más barata. La compañía de autobuses que realiza la línea entre Madrid y Córdoba es Socibus, y sus salidas son desde la Estación Sur – Méndez Álvaro. Con esta opción, vuestro viaje durará aproximadamente unas cinco horas, pero su precio es excepcionalmente barato.


El lugar ideal para iniciar una visita a la ciudad histórica de Córdoba es el entorno del puente romano, en las orillas del río Guadalquivir. El puente, recientemente restaurado, os ofrecerá unas magníficas vistas del río que ha dado la vida no sólo a Córdoba, sino también a Sevilla, y que vertebra el principal y más rico valle andaluz. Pasead por el puente, cruzando a ambos lados, y descubriréis fortificaciones militares de época medieval (musulmanas y cristianas) que tenían como fin protegerlo, como es la Torre de la Calahorra, actual museo de las tres culturas de la que tan digna heredera es la ciudad. También en las inmediaciones del puente podréis bajar a la orilla del río y pasear descubriendo, por ejemplo, una noria de origen musulmán para abastecer de agua a la ciudad.

El puente os dejará a la entrada de la ciudad vieja o histórica. Accederéis a través de una especie de arco romano, vestigio de una de las puertas (y murallas) de la ciudad, y os dejará junto al principal edificio de todo el centro histórico: la Mezquita-Catedral. Esta denominación contradictoria del edificio (efectivamente, por simple lógica, no puede ser Mezquita y Catedral a la vez) responde al edificio original que fue reutilizado por los cristianos desde la conquista de la ciudad. La explicación, resumida y sencilla, viene a ser que tras la conquista cristiana de la ciudad en el año de 1236, en lugar de destruir el templo musulmán para construir un templo cristiano –que es lo que habitualmente se hacía–, el increíble tamaño del edificio, y sobre todo la delicada situación económica, aconsejó su conservación, y sencillamente su “conversión” al culto cristiano. Hasta el siglo XVI no se iniciaron las obras de la Catedral cristiana, y durante todo ese tiempo el edificio fue, sin modificación importante, el mismo que había sido la mezquita. Con las obras del siglo XVI, se construyó una catedral en el interior; aunque afortunadamente las obras sólo fueron parciales, y no se destruyó la inmensa mayoría de la mezquita, incluidos sus espacios más significativos, importantes o hermosos. Por esa razón, cuando entramos hoy en la Catedral de Córdoba, tenemos todavía la impresión de estar dentro de una mezquita musulmana, que por cierto, sería una de las cinco más grandes (aún en la actualidad) de todo el mundo islámico. Su belleza es excepcional. Recorredla con calma, pues las visitas son libres. La entrada se compra en el gran patio de acceso, junto a la gran torre. Se permiten fotografías y las visitas turísticas sólo están restringidas en el momento en que se vayan a realizar misas. Visitad el mihrab (la parte más sagrada de la antigua mezquita) pues sus mosaicos y decoraciones son de las mejores de todo el mundo musulmán medieval.


Tras visitar la Mezquita-Catedral será aconsejable “perderse” por la judería de la ciudad. El barrio es típicamente judío-musulmán hispano. Sus calles son irregulares, estrechas, sinuosas, y será fácil desorientarse, aunque difícilmente os podréis perder. Lo mejor será conseguir un mapa o callejero en alguna de las oficinas de turismo de la ciudad, y tratar de conocer patios, plazas y lugares singulares. Podemos destacar entre estos lugares la plaza de Maimónides, pequeña y discreta (como todas en Córdoba), erigida en honor de este cordobés ilustre que fue científico, poeta, médico, rabino y aún podríamos llamarlo filósofo de su época, el siglo XII. Fue uno de los pilares del pensamiento hebraico medieval. No lejos de esta placita se encuentran otros dos lugares interesantes: un zoco o mercado artesanal, que reconstruido en el lugar en el que efectivamente existió uno, nos recuerda las construcciones típicas –que han sido restauradas–, y donde probablemente podréis comprar un recuerdo de los más tradicionales trabajos cordobeses: cerámica, cuero o joyas. Saliendo del zoco por el mismo callejón, a muy pocos metros se encuentra la única sinagoga bien conservada y visitable de la ciudad. De dimensiones pequeñas, y relativamente sencilla, nos habla de la discreta vida de los judíos cordobeses. Conserva perfectamente su edificio, patio de acceso incluido, el espacio único de culto con un pequeño lugar más sagrado destinado a los objetos y libros de culto; y además una tribuna o lugar elevado en el que se situaban las mujeres, pues no podían mezclarse en el mismo espacio con los hombres. Junto a la Sinagoga, en la misma calle que no casualmente se llama "Judíos", se encuentra el Museo Judío, o Casa de Sefarad. Éste es el nombre que recibe España en Yiddish. Es un buen lugar para recordar el importante y destacado pasado hebraico de la ciudad.


En las inmediaciones aún sugiero otra visita. A pocos metros de la Sinagoga, siempre en dirección norte, llegaréis a encontrar una de las puertas conservadas en la muralla musulmana de Córdoba. Se llama la “Puerta de Almodóvar”, no en honor al director de cine español, sino porque ya desde época romana por aquí había que abandonar la ciudad para ir en dirección oeste, y la primera ciudad en importancia se llama, como no podía ser de otra manera, Almodóvar del Río. Salid un segundo por esta puerta y admirar las murallas, con triple defensa (foso y dos murallas), donde además encontraréis una escultura de Séneca, otro cordobés ilustre. Séneca fue un magnífico filósofo moralista, que por sus buenas maneras acabó viviendo en la capital del Imperio Romano. Y allí en Roma llegó a ser profesor de un futuro emperador romano: Nerón.

Volviendo al interior de la ciudad vieja aún os quedan otros lugares con encanto que visitar. Callejeando por la ciudad podéis encontrar magníficos patios y plazuelas, entre ellas la archiconocida como “callejón de las flores”, que ofrece una magnífica vista de la torre de la Mezquita-Catedral, y como su nombre indica, completamente embellecido con flores. Claro que eso depende de la época del año en que hagáis la visita. Aún así, el patio final siempre es bonito e interesante, por su reducido tamaño, los edificios que lo cierran que son interesantes, y el bonito pozo y fuente de agua que tiene. En las inmediaciones (concretamente en el número 10 de la calle Velázquez-Bosco) se encuentran unos antiguos baños árabes, que aunque están en una casa particular, son visitables.


Quedarán aún lugares interesantes, como el edificio histórico de la Universidad de Córdoba, frente al cual está la pequeña escultura del supuesto “inventor” de las gafas, o al menos el introductor de éstas en el ámbito musulmán. (el invento se atribuye a un fraile en el ámbito de Venecia), o inmediatamente saliendo del centro histórico hacia el río por el oeste, el Alcázar de los Reyes cristianos. El nombre de este edificio responde al hecho de haber sido utilizado y modificado por estos reyes, pero en realidad su origen es anterior. La palabra Alcázar nos da una pista, pues es una palabra de origen musulmán que se aplica a los edificios que han sido, a la vez, palacio y castillo musulmán. En su interior veréis restos arqueológicos musulmanes y romanos como sarcófagos y mosaicos, las viejas dependencias y habitaciones, los baños árabes, y podréis pasear por sus grandes jardines y estanques –que merecen una visita por su belleza–, y en los que una escultura nos recuerda que aquí se reunieron los Reyes Católicos con Colón para planificar el viaje del descubrimiento de América.

Si bien estos son los lugares más significativos o importantes de Córdoba, seguirán quedando lugares dignos de visitar en función de vuestros intereses y tiempo. Así por ejemplo Córdoba dispone de un interesante Jardín Botánico, o en la plaza del Potro se sitúa el Museo de Julio Romero de Torres, fantástico pintor cordobés. Más hacia el este, camino de la ciudad nueva, está el excepcional Palacio de Viana, y en las cercanías la Plaza de la Corredera, que viene a ser la Plaza Mayor de la ciudad. A unos escasos cien metros de ésta, en la calle Claudio Marcelo, la ciudad os deparará una de las últimas sorpresas: los restos de un Templo Romano. Y estos sólo siguen siendo algunos de los muchos tesoros que tiene la bimilenaria ciudad de Córdoba. Si disponéis de tiempo y medios, en las inmediaciones de la ciudad, a pocos kilómetros hacia el noroeste, se sitúan los restos arqueológicos de la ciudad de Medina Azahara, un verdadero capricho de los califas cordobeses que mandaron construir una ciudad residencial que probablemente fue la más bella de todo su imperio. El llamado “Salón rico” es de una belleza espectacular. Se puede llegar en autobús.


Algo que se puede hacer en Córdoba es frecuentar un espectáculo flamenco. Es cierto que la más alta fama en este ámbito musical y cultural lo tiene Sevilla, pero en realidad hay que aclarar que Córdoba y Granada también son excepcionales lugares de este arte. De hecho, los más entendidos en el tema ponen a Córdoba por encima de Sevilla, pues sus producciones musicales son más “serias y puras” en general –con magníficas excepciones – que las de Sevilla. Son muchos los lugares y tabernas que ofrecen espectáculos nocturnos, pero por calidad os sugiero el del Patio El Cardenal, que está lejos de ser el más barato de la ciudad, pero sus bailarines habituales acumulan hasta siete Premios Nacionales de Danza. Está situado en la calle de Torrijos, junto a la Mezquita y la Oficina de Turismo. Si tenéis intención de ir, es muy aconsejable reservar con tiempo una entrada, pues es un patio pequeño con aforo limitado.


Estando en Córdoba será también buena idea disfrutar de su gastronomía. No tendréis ningún problema para encontrar menús típicos y turísticos a precios muy variados, pero con una amplia oferta en los más económicos. Probad el Salmorejo, que es una variante típicamente cordobesa del gazpacho andaluz, y probad también el Flamenquín, una variante tradicional del “san jacobo”, cuya carne de cerdo se prepara envolviéndola en forma de cilindro, y lleva en su interior jamón, queso u otros ingredientes. Por último recordad también que en Córdoba será relativamente facil entontrar restaurantes con menús de inspiración o tradición judía, pero atención, porque no necesariamente la comida que se ofrece es kosher; sino que simplemente las recetas se inspiran en la importante tradición hebraica de la ciudad.

Córdoba tiene un clima magnífico para realizar una visita en cualquier época del año. Como en toda Andalucía, si se puede, la época a evitar son los meses centrales del verano, donde la temperatura puede llegar a ser de más de 35 grados con facilidad, y por esta razón resultar una visita incómoda. Otoño y Primavera serán excepcionales, e incluso en invierno la visita puede ser aceptable, pues sus temperaturas medias habituales raramente están por debajo de los 10 grados, y la lluvia no suele ser habitual.



Video promocional de Córdoba




I.Y.P.


2 comentarios:

  1. viva Córdoba, la gran sorpresa escondida en el centro de Andalucía,... que preciosidad!!

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